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Terapia para la ansiedad

¿Qué es la ansiedad?

Los trastornos de ansiedad son condiciones de salud mental que involucran emociones intensas y excesivas de miedo, preocupación o inquietud. Estos sentimientos pueden ser abrumadores y persistentes, causando angustia significativa y deterioro en la calidad de vida. Las personas con trastornos de ansiedad a menudo experimentan síntomas físicos como latidos cardíacos rápidos, sudoración, temblores y dificultad para respirar.

Los trastornos de ansiedad pueden variar en su gravedad e impacto. Pueden surgir en respuesta a desencadenantes o situaciones específicas, o pueden ser más generalizados, afectando a una persona en diversas áreas de la vida. La intensidad de la ansiedad puede variar de leve a grave, y puede llevar a comportamientos de evitación, donde las personas evitan situaciones o actividades que desencadenan su ansiedad.

Si bien la ansiedad es una emoción normal que todos experimentan de vez en cuando, los trastornos de ansiedad implican preocupación excesiva e incontrolable que puede interferir con el funcionamiento diario. Estos trastornos pueden ser crónicos, durar un período prolongado, o pueden ser desencadenados por eventos o situaciones específicas.

Las causas exactas de los trastornos de ansiedad son complejas y pueden involucrar una combinación de factores genéticos, ambientales y psicológicos. Algunas personas pueden ser más propensas a la ansiedad debido a su química cerebral o antecedentes familiares.

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¿Cuándo es el momento de buscar ayuda para la ansiedad?

Es una buena idea buscar terapia para la ansiedad si:

  • Preocupación persistente y excesiva: Si te encuentras constantemente preocupado y esto interfiere en tu vida diaria, relaciones, trabajo o escuela, podría ser una señal de que la ansiedad se está convirtiendo en un problema.
  • Síntomas físicos: La ansiedad puede manifestarse en síntomas físicos como dolores de cabeza frecuentes, tensión muscular, problemas estomacales, latidos cardíacos rápidos o dificultad para respirar. Si estás experimentando estos síntomas y no tienen explicación médica, podrían estar relacionados con la ansiedad.
  • Comportamiento de evitación: Si comienzas a evitar ciertas situaciones o actividades debido a la ansiedad, puede estar afectando tu calidad de vida e indicar que es hora de buscar apoyo.
  • Interferencia en la vida diaria: Cuando la ansiedad comienza a afectar tu capacidad para funcionar en actividades cotidianas, como el trabajo, socializar o el autocuidado, es esencial buscar ayuda.
  • Trastornos del sueño: Dificultades persistentes para conciliar el sueño o mantenerlo debido a pensamientos ansiosos pueden requerir intervención profesional.
  • Dificultad para hacer frente: Si te sientes emocionalmente abrumado y no puedes lidiar con las tensiones diarias. O si estás utilizando mecanismos de afrontamiento poco saludables, como el abuso de sustancias o la autolesión.
  • Aislamiento social: La ansiedad puede llevar a alejarse de las interacciones sociales y a aislarse. La terapia puede ayudar a abordar las causas subyacentes y a fomentar el reencuentro con los demás.
  • Síntomas duraderos: Si has experimentado síntomas de ansiedad durante un período prolongado, como varias semanas o meses, es hora de considerar buscar ayuda profesional.

Recuerda que buscar terapia es un paso proactivo para cuidar tu salud mental. No significa que seas débil o incapaz; más bien demuestra que estás comprometido/a a mejorar tu bienestar. Nuestros terapeutas pueden proporcionarte el apoyo necesario, estrategias de afrontamiento e intervenciones para manejar la ansiedad de manera efectiva.

Terapia para la ansiedad

La terapia más recomendada para los trastornos de ansiedad es la terapia cognitivo-conductual (TCC). La TCC es una psicoterapia bien establecida y basada en evidencia que ha sido ampliamente investigada y que ha demostrado ser eficaz en el tratamiento de diversos trastornos de ansiedad. Muchos profesionales de la salud mental la consideran el estándar de oro para el tratamiento de la ansiedad.

La TCC para la ansiedad generalmente implica dos componentes principales:

  • Terapia cognitiva: Centrada en identificar y desafiar patrones de pensamiento negativos y creencias que contribuyen a la ansiedad. El terapeuta ayuda a la persona a reconocer pensamientos irracionales o poco útiles y reemplazarlos por otros más equilibrados y realistas.
  • Terapia conductual: Se utilizan técnicas conductuales para abordar comportamientos de evitación y promover la exposición gradual a situaciones que inducen ansiedad. La terapia de exposición, una forma de terapia conductual, implica enfrentar gradualmente situaciones o desencadenantes temidos para reducir la ansiedad con el tiempo.

La TCC ayuda a las personas a desarrollar habilidades de afrontamiento para manejar la ansiedad de manera más efectiva. Proporciona herramientas prácticas para lidiar con pensamientos ansiosos, sensaciones físicas y respuestas conductuales, capacitando a las personas para tomar el control de su ansiedad.

Además de la TCC, otras terapias también han demostrado ser efectivas en el tratamiento de los trastornos de ansiedad, incluyendo:

  • Terapia de aceptación y compromiso (ACT): Se enfoca en ayudar a aceptar pensamientos y sentimientos de ansiedad, mientras que se guía a la persona a actuar de acuerdo con valores personales.
  • Terapias basadas en el mindfulness: Las prácticas de atención plena pueden ser beneficiosas para reducir la ansiedad al cultivar la conciencia del momento presente y la aceptación no crítica.
  • Terapia metacognitiva (MCT): Se centra en el proceso de pensamiento que mantiene la ansiedad, y modifica el ciclo de preocupación y rumiación.
  • Terapia centrada en la compasión (CFT): La CFT enfatiza el cultivo de la autocompasión para reducir la autocrítica y promover la regulación emocional.

La elección del tipo de terapia puede depender de factores individuales y del trastorno de ansiedad específico que se esté tratando. Algunas personas también pueden beneficiarse de una combinación de terapias adaptadas a sus necesidades únicas. Por esta razón, es importante consultar con un terapeuta cualificado para determinar la terapia más adecuada para un trastorno de ansiedad específico y recibir recomendaciones de tratamiento personalizadas.

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Nuestra aproximación a la terapia para la ansiedad

En Psicología Terapia, nuestros terapeutas integran conocimientos de diferentes enfoques terapéuticos que pueden ayudar en los trastornos de ansiedad, incluyendo la terapia cognitivo-conductual (TCC), la terapia de aceptación y compromiso (ACT), la terapia centrada en la compasión (CFT) o la terapia metacognitiva (MCT). Creamos un plan de tratamiento personalizado y flexible que se adapta perfectamente a tus necesidades y circunstancias únicas.

Nuestros conocimientos y experiencia nos permiten hacer uso de distintas modalidades terapéuticas para proporcionarte los métodos de afrontamiento y herramientas necesarios para recuperar el control de tu vida y avanzar significativamente hacia tus objetivos.

Tipos de trastornos de ansiedad

Existen varios trastornos incluidos en la categoría de los trastornos de ansiedad. Los más comunes son los siguientes:

Trastorno de ansiedad generalizada (TAG)

El Trastorno de ansiedad generalizada (TAG) es un problema común y persistente caracterizado por una preocupación excesiva, incontrolable y a menudo irracional sobre diversos aspectos de la vida. Las personas con TAG suelen experimentar preocupaciones crónicas y exageradas sobre situaciones cotidianas, eventos u posibles resultados futuros.

Las características esenciales del trastorno de ansiedad generalizada incluyen:

  • Preocupación excesiva: Las personas con TAG encuentran difícil controlar su preocupación, y la ansiedad a menudo es desproporcionada a la amenaza o situación real.
  • Ansiedad crónica: La ansiedad en el TAG persiste durante al menos seis meses y está presente la mayoría de los días durante ese período.
  • Múltiples preocupaciones: La preocupación en el TAG puede abarcar una amplia gama de áreas, como la salud, el trabajo, las finanzas, la familia, las relaciones y más.
  • Dificultad para concentrarse: Las personas con TAG pueden tener problemas para concentrarse o sentir que su mente está en blanco debido a la preocupación constante.
  • Irritabilidad: El TAG puede provocar una mayor irritabilidad y una sensación de estar en tensión.
  • Perfeccionismo: Algunas personas con TAG tienen tendencias perfeccionistas, esforzándose por evitar errores o resultados negativos potenciales.
  • Evitación: En un intento por lidiar con la ansiedad, las personas pueden evitar situaciones que desencadenen preocupación, lo que puede limitar sus actividades diarias e interacciones sociales.

Trastorno de pánico

La persona con trastorno de pánico sufre crisis o ataques de pánico de forma regular. La ansiedad en este trastorno es extremadamente intensa y los síntomas son tan intensos que es común pensar que se va a morir. No hay un desencadenante específico, y la persona incluso puede desarrollar un miedo a tener ataques de pánico en el futuro.

Otros síntomas incluyen un ritmo cardíaco acelerado, la sensación de perder el control, dificultad para respirar o respiración muy rápida, sudoración, temblores o sacudidas, y sentirse débil.

Fobias

Las fobias son un miedo irracional y persistente a un objeto, animal, situación, evento, etc. El miedo puede enfocarse en cualquier cosa, pero es común tener fobias a insectos, sangre, volar o las alturas.

Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) se caracteriza por pensamientos intrusivos y repetitivos que generan altos niveles de ansiedad, seguidos de compulsiones realizadas para reducir esa ansiedad. Los pensamientos y compulsiones son irracionales, y la persona es consciente de ello; sin embargo, el cerebro queda atrapado en este círculo obsesión-compulsión.

Trastorno de estrés postraumático (TEPT)

El trastorno de estrés postraumático (TEPT) es causado por un evento traumático que ha impactado emocionalmente al afectado. El tipo de trauma responsable del TEPT puede ser cualquier cosa, y las guerras o agresiones sexuales son algunas de las causas comunes. Los síntomas incluyen recuerdos recurrentes del evento, vigilancia extrema y pérdida de interés en actividades diarias que solían ser placenteras.

Puedes encontrar más información sobre los tipos de ansiedad en el sitio web de Mind.

Causas

Las causas de los trastornos de ansiedad son multifacéticas y pueden involucrar una combinación de factores biológicos, psicológicos y ambientales. Si bien no siempre es posible identificar una causa única, varios factores contribuyentes pueden aumentar el riesgo de desarrollar un trastorno de ansiedad:

  • Genética: La historia familiar juega un papel en los trastornos de ansiedad, lo que indica una predisposición genética. Si alguien tiene un familiar cercano con un trastorno de ansiedad, es posible que tengan una mayor probabilidad de desarrollar uno ellos mismos.
  • Química cerebral: Los neurotransmisores, como la serotonina, la dopamina y la norepinefrina, desempeñan un papel crucial en la regulación de las emociones y el estado de ánimo. Los desequilibrios en estos neurotransmisores se han relacionado con los trastornos de ansiedad.
  • Experiencias de vida: Eventos traumáticos o estresantes, como el abuso, la pérdida o cambios importantes en la vida, pueden desencadenar o exacerbar los trastornos de ansiedad. Las experiencias adversas durante la infancia, en particular, pueden tener efectos duraderos en la salud mental.
  • Personalidad: Ciertos rasgos de personalidad, como el perfeccionismo, la preocupación excesiva o una tendencia a ser excesivamente cauteloso, pueden contribuir al desarrollo de los trastornos de ansiedad.
  • Factores cognitivos: La forma en que una persona piensa y procesa la información puede influir en la ansiedad. Patrones de pensamiento negativos, como el catastrofismo o la rumiación excesiva, pueden aumentar los niveles de ansiedad.
  • Aprendizaje de comportamientos: Observar comportamientos ansiosos en padres, cuidadores o amigos puede llevar a patrones aprendidos de ansiedad en las personas.
  • Estresores ambientales: Altos niveles de estrés crónico, como el estrés laboral o las dificultades financieras, pueden contribuir al desarrollo de los trastornos de ansiedad.
  • Enfermedades médicas: Ciertas condiciones médicas, como trastornos de la tiroides o problemas cardíacos, pueden causar síntomas de ansiedad.
  • Uso de sustancias: El uso o la retirada de ciertas sustancias, incluido el alcohol, las drogas y los medicamentos, pueden desencadenar o empeorar los síntomas de ansiedad.

Es importante tener en cuenta que no todas las personas con estos factores de riesgo desarrollarán un trastorno de ansiedad. De manera similar, algunas personas pueden experimentar ansiedad sin tener factores de riesgo identificables. La experiencia de cada persona con la ansiedad es única, y las causas pueden ser complejas e individualizadas.

Síntomas

Los síntomas de los trastornos de ansiedad pueden variar según el tipo específico de trastorno y la experiencia individual. Sin embargo, algunos síntomas comunes asociados con los trastornos de ansiedad incluyen:

  • Preocupación excesiva: Preocupación o miedo persistente y abrumador sobre diversos aspectos de la vida, como la salud, el trabajo, las relaciones y situaciones cotidianas.
  • Inquietud e irritabilidad: Sensación de estar en tensión, agitación o irritabilidad fácil, con incapacidad para relajarse.
  • Fatiga: Sensación de cansancio o agotamiento, incluso después de descansar lo suficiente, debido al desgaste emocional de la ansiedad.
  • Dificultad para concentrarse: Problemas para concentrarse o sentir que la mente está en blanco debido a la preocupación constante.
  • Tensión muscular: Síntomas físicos como tensión muscular, rigidez o dolores debido al estrés crónico y la ansiedad.
  • Dificultades para dormir: Dificultad para conciliar el sueño, mantenerlo o experimentar patrones de sueño inquietos y perturbados.
  • Síntomas físicos: La ansiedad puede provocar sensaciones físicas como ritmo cardíaco rápido, sudoración, temblores, mareos, falta de aire, malestar estomacal o dolores de cabeza.
  • Comportamiento de evitación: Evitar situaciones, lugares o actividades que desencadenan ansiedad, lo que puede limitar la vida de una persona y restringir su funcionamiento diario.
  • Ataques de pánico: Episodios intensos de miedo o malestar, acompañados de síntomas físicos como dolor en el pecho, palpitaciones, falta de aire o una sensación de peligro inminente.
  • Catastrofización: Participar en pensamientos catastróficos, imaginando los peores resultados posibles en diversas situaciones.
  • Autorreflexión excesiva: Sentirse excesivamente autoconsciente o examinado en situaciones sociales.
  • Hábitos nerviosos: Desarrollar hábitos nerviosos como morderse las uñas, retorcer el cabello o moverse inquietamente como una forma de enfrentar la ansiedad.
  • Perfeccionismo: Establecer estándares irrealmente altos y ser demasiado crítico con uno mismo.
  • Miedo a perder el control: Preocupación por perder el control sobre las propias emociones o acciones.

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